Tariyaki [Yamada Makoto]

Otra vez estaba molesta, más por la expresión de su cara en esos instantes no podría decirse si era cierto o falso aquel estado de ánimo. Le habían fallado nuevamente aunque como ella decía, la tercera vez era siempre la vencida. De sus labios salió el aire que había estado reteniendo por algún tiempo a la espera de que la luz roja cambiara a verde para poder cruzar la calle y cuando esta oportunidad llego, simplemente se quedó parada observando alrededor, a las personas que como un cubo si lo hicieron. Le dieron ganas de reír y así lo hizo en una leve mueca moviendo la cabeza con humor. Ese día como el anterior, podría haber tomado un tren, un autobús o alguna cosa que le facilitara el trabajo de llegar a su casa. Sin embargo, había preferido hacer una caminata haciendo el trayecto más largo antes de volver gracias a que se aburría demasiado en casa cuando estaba sola y en esa ocasión no llevaba deberes para distraerse.

Las vitrinas se le abrieron como ventanas a lo largo de la calle por donde estaba transitando haciendo que se quedara parada en una donde se exponían un montón de felpudos que muchas veces le hacía ilusión lo agradable que se veían a la vista además de lo subes. Siempre lo hacía aunque no tuviera intenciones de comprar nada y el estar parada como una boba casi en medio le gano dos empujones por parte de la gente que tenía prisa por ir a algún lugar. –Siempre con prisas y no se fijan.- Apretó los dientes mirando hacia adelante. -O es que a lo mejor si querían empujarme.- Se encogió de hombros lentamente una vez y esta vez alzo una ceja. Generalmente ellos podían evitarla pero no lo hacían simplemente porque era mejor molestar a alguien que se viera más indefenso o tonto. –A veces uno no puede evitar verse tonta.- Comento al aire volviendo a caminar a paso “normal” si con normal se refiere a levantar un poco más la pierna de lo habitual y mover la maleta de delante hacia atrás con fuerza haciendo que tres personas se llevaran un castigo sin culpa. No había llegado ni a la mitad de la calle cuando su móvil comenzó a sonar sin embargo, ella no quería detenerse en su camino y lucho con todas sus fuerzas hasta que la curiosidad le gano sacándolo cuando ya no sonaba. Y allí estaba ella otra vez con la bobería, mirando el aparato entre sus dos manos como si fuera uno de los tesoros más preciados, lanzándole miles de improperios en su fuero interno. –¡Es un mensaje!- Exclamo al ver la pantalla titilar con luz. Hubo una expresión de horror en su cara y un mensaje que por supuesto llegaba ultra mega tarde de parte de su padre. -¿Cocino él? Quien sabe que guarradas habrá hecho. Tal vez algo relacionado con caramelos y chocolate.- Ahora sí que no tenía muchas ganas de ir a casa ante las últimas palabras de “Tu nana te espera” que cerraban el mensaje. -Esta bien, tendré que quedarme un rato más fuera preparándome antes de volver.- Guardo nuevamente el móvil en su bolso. Recorrió un trecho más entre las calles antes de pararse abruptamente una tercera vez haciendo que dos personas más que iban a su paso chocaran entre si terminando con una Yozora en el piso. Lo más lógico había sido que ella reclamar gritara e hiciera un berrinche, pero no lo hizo solo porque todo su empeño se quedó en sobarse las partes doloridas y levantarse rápidamente del piso a recuperar su maleta.

El local y el olor que salía de él, la habían hecho recordar que debía comer algo antes de volver. Tal vez incluso para cuando llegara no habría comida de caramelo y chocolate gracias a los consejos de una nana que decía que los caramelos y el chocolate en la comida eran malos, terminando con una frase de aquella como “Muchos dulces engordan” –Ahora creo que comeré bien.- Entro en un local pequeño pero acogedor, observándolo todo cuando se sentó en una silla a la espera de que le atendieran.

Off:

- Hoy parece un día tranquilo…-comento el rubio mientras daba vuelta un pedazo de calamar en la parrilla provocando el típico “tchhhhhhh” que hace la carne al contacto con el calor, proceso pro el cual se consume y al mismo tiempo elimina el liquido de la carne.- Espero que no lo sea, o nuestra paga será aun peor…-respondió Iruka mientras acomodaba unas cajas en el deposito de detrás. Ambos vestían el uniforme del local, un delantal blanco y un gorro con un Kanji de excelencia, aunque el local era el promedio japonés de la comida típica y barata, con las típicas banderillas rectangulares con el nombre del local en el frente, y un par de asientos frente a la parrilla/mostrador. El nombre de aquel local era “el bienaventurado” nombre que se refería a los extranjeros que habitaban la ciudad, como una bienvenida para hacerles probar el estilo japonés, aunque el nombre no servia de mucho. Aquel lugar pertenecía al padre de Iruka, un viejo que apenas podía ver.- Saldré a entregar unos pedidos- dijo Iruka mientras se quitaba el delantal y el gorro para luego salir caminando con unas bolsas en las manos, con solo ver aquello Makoto ya sabia que no volvería, y eso que apenas empezaba el día. Aquella rutina era de lo más aburrida, los clientes casi siempre eran hombres mayores o tipos sin dinero, nadie interesante si quiera para observar desde el otro lado de la parrilla. Poco a poco puso mas carne allí con tal de incrementar el olor conforme se acercaba el mediodía, aunque lo máximo que había logrado eran cuatro ordenes para llevar y dos empresarios menores que comieron muy poco, no importaba cuan extenso fuera el menú de comida tradicional, las ventas eran pocas.

Apenas habían pasado minutos de la ultima venta y ya bostezaba, talvez dormiría una  siesta…pero estaba solo en el local, y no podía dejar el barco hundirse así como así.- Veamos…- dijo tomando su teléfono mientras baja la temperatura de la parrilla, había un par de mensajes de Iruka, quería juntarse después del trabajo en un bar cerca del puente.- Paso…-dijo imaginándose que tendría que terminar pagando todo el como la ultima vez, además solo quería dormir después de su jornada, mañana era su día libre y quería poder moverse a gusto sin el peso de un ayer muy agitado en sus hombros. En un último intento desesperado empezó a mover un poco la carne y agregar algunas especias para atraer clientes.

Spoiler:

Permaneció tranquilamente sentada a una mesa con los antebrazos apoyados en la orilla, observando hacia la pantalla de su celular mientras borraba todos los mensajes que había recibido en los 5 minutos que llevaba en ese lugar. No veía a mucha gente y eso era raro porque por lo general lugares como aquellos se llenaban a tope por la comida rápida que podías encontrar al paso o tal vez era porque no era una cosa muy “elegante” como para ir a comerse un buen plato de comida. Nunca había comido en lugares como aquel porque cuando salía a comer fuera lo hacía con su padre por la celebración de alguna cosa y siempre y cuando no estuviera ocupado. Sin quererlo realmente, comenzó a resbalar de apoco en la silla en la que estaba apoyando su espalda mientras apretaba al “Delete” una y otra vez incluso con los mensajes nuevos que le iban llegando. Aquello era cansador y el hambre iba en aumento así que levantó su vista de lo que estaba haciendo para observar los alrededores sintiéndose insignificante y sola. Seguía sin haber nadie lo que hacía que se preguntara si no se había equivocado de lugar y otra serie de cosas que solo se le podían venir a la imaginación de ella, así que con renovadas fuerzas, agarro todo lo que llevaba con ella y salió literalmente a paso firme de detrás de la mesita donde estaba. Y al parecer, aun andaba medio perdida buscando a alguien. Salió un par de veces a la calle, camino de un lado a otro e incluso hasta llego a meterse a un callejón. Celular en mano se rasco la mejilla dándose un aire de extrañada a la vez que se tocaba el mentón siguiendo con pensamientos coherentes y otros no tanto. Finalmente, giro en redondo observando al otro lado de la calle, un puesto bastante más raro de él que había salido, pero de todas formas donde vendían comida porque eso se anunciaba a leguas.

Y bien, en ese lugar tampoco habían muchas personas, pero de todas formas entro al divisar confusamente la figura del chico que estaba detrás de un mostrador. Investigando a su alrededor, decidió que el mejor sitio que podría conseguir era cerca del mostrador donde estaba aquel chico raro moviendo la comida que parecía deliciosa. Paso sin mayor disimulo la lengua por su labio superior escuchando un sonido que provenía de su estómago. Camino lo que la separaba de los asientos y el hombre, dejo sus cosas a un lado, se encaramo encima de un taburete para mayor comodidad sin decir ni una palabra, solo observando fijamente al hombre como si fuera la cosa más extraña del mundo mientras este desarrollaba sus tareas.

Tan aburrido me encontraba que hacia tomado mi reproductor y mis auriculares y discretamente me los había colocado para trabajar mas amenamente. Un blues occidental y un poco de rock nacional me pondrían de mejor humor y con más energía para mover la comida de su sitio. Pareciera que hacia una pequeña danza al ritmo de la música mientras movía la comida en la parrilla, era divertido si ignorabas a la gente que de vez en cuando te echaba una mirada de reprobación. Poco a poco deje de moverme al ritmo de la música y volví a someterme a la rutina de aquel local, empecé a dirigir mi atención a la peatonal de la zona comercial, veía a señoras mayores comprándoles helados a sus nietos, chicos y chicas de instituto saliendo a tomar algo y a ancianos paseando en grupos.  

Fue en ese barullo de personas que vi a una chica corretear hasta el banquillo de mi local, era una chica de cabello oscuro pero castaño, parecía pequeña, pero iba sola y estaba amontonada  de cosas. Trate de organizar un poco el lugar antes de atenderle, para…parecer más ocupado.- ¿Disculpe, desea ordenar algo…?- pregunte un poco preocupado. La chica parecía bonita, de esas que comen en lugares un poco más caros, no sabía que hacia aquí exactamente, no parecía exactamente extranjera, pero esas no eran ropas de instituto y tampoco parecían ser ropas de muy del estilo japonés que digamos. – Tenemos todo tipo de comida tradicional en el menú, especialmente tariyaki…-dije con una risa entrecortada de comerciante poco afamado, la verdad esperaba que se fuera como todos los demás clientes.

Spoiler:

Aquel chico le causó cierta gracia por el pequeño y casi imperceptible gesto de simpatía que se imprimió en ella, sabía exactamente lo que pasaba por su cabeza incluso solo mirando sus facciones y su forma de actuar. Hace apenas solo unos momentos estaba girando aquellos trozos de alimentos que seguían desprendiendo un olor sabroso y momentos después comenzaba a limpiar, pero es que si no le ponía atención a lo que estaba haciendo, podría quemársele aquello que tenía en la parrilla, aquello le pareció también extraño. Él le estorbaba un poco la visión hacia la comida que estaba cocinando así que sin hacerle caso se alargó hacia un lado como una chica que estaba a cargo de que su cena no se quemara. Se encogió de hombros cuando él se apresto a tomar su orden y lo que mantenía su atención, ahora solo paso a segundo plano para poderle ver la cara. –Yo pienso que deberías ponerle más atención a aquello, puede que después de tu poca concentración en lo que realmente importa, aquel bocadillo termine quemado y con eso no tendrás que ofrecerle a los clientes.- Apunto con un dedo tras él y luego sonrió apoyando su rostro en sus manos. El menú fue lo segundo que llamo su atención, porque si quería ordenar, primero debería leer las comidas que había en la carta, obviamente ella no sabía que era lo que servían en ese lugar e iba a hacérselo notar al rubio cuando la palabra Tariyaki salió de los labios de él. Tariyaki sonaba bien, aunque no sabía lo que era exactamente o incluso podía pasar a decir que era una desmemoriada sin límites o que era una rematada de tonta poco fijona que se perdía simplemente con el aire… -Bueno si tú lo dices, entonces sírveme de eso.- Aunque en realidad él no había dicho nada más que informarle cual era la especialidad de la casa, Yozora lo observo unos instantes a los ojos antes de poner nuevamente atención a su celular al cual seguían llegándole mensajes y parecía que iba a explotar… Ni siquiera había logrado borrar un par de ellos, cuando reaparecían otros más. Soltó un suspiro poco femenino, movió la mano en el aire y se dio por vencida solo en esos momentos, porque con ella nunca se estaba seguro de nada.